Obra perteneciente al ciclo de ambientación
vasca de Baroja, presenta todos los grandes elementos de su literatura: el anticlericalismo,
el cainismo, los ambientes sórdidos, los personajes estrambóticos, y la falta
de justicia real para los malhechores. Ambientada en un pequeño y oscuro pueblo
típicamente noventayochista, cuenta la historia de un mayorazgo noble
que se ve traicionado por un familiar cercano, que criado fuera del pueblo (y,
por tanto de la esencia) roba las reliquias de la iglesia y se fuga con la protagonista.
Un calavera, típico señorito de ciudad barojiano, que genera sensación de
frustración e impotencia, las propias de una España (y aquí, como casi siempre,
el ambiente vasco no logra desgajarse de la España de la época) en decadencia. Sociedad
desencantada y rendida, autohumillada por la inacción (otro de los elementos clave
del autor) y que se deja a si misma, sin un atisbo de esperanza. Al contrario
que en las obras de ambientación madrileña o europea, por duras que sean, no
hay el más mínimo rayo de esperanza. Típicamente barojiana, expresiva, con
toques románticos, es una obra hija de la generación a la que representa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario