Mercerismo, cajas de ánimos, mascotas eléctricas, cenizas radiactivas…
Todos estos elementos dan forma al desolado y apocalíptico mundo posterior a la
Guerra Mundial Terminal, en el que los seres humanos tratan de evadirse de si
mismos, mientras humanoides cada vez más perfeccionados, tratan de sentirse
humanos. La trepidante y brillante novela de Dick que inspiró la fabulosa
película Blade Runner, es una
reflexión no sólo sobre la Inteligencia Artificial, sino sobre la empatía, las
relaciones humanas, el poder absoluto, el rechazo al diferente y el sentido de
la vida. Escrita con gran agilidad, “¿Sueñan los androides…?” sorprende al
lector que antes haya visto su versión cinematográfica, aportándole matices
ricos y perspectivas diferentes, enriqueciéndola. A su manera, ambas son obras
maestras, y si la versión cinematográfica es capaz de crear un gran Roy terminal que capta la esencia de la humanidad al ver naves en llamas más allá de Orión, la novela elabora un excepcional J.
R. Isidore cuya altura moral, desde su simpleza, emerge desde la inmundicia a la
que la sociedad le relega. En un juego continuo de impresiones, donde lo
artificial se confunde con lo natural, al final todo resulta ser una ficción y la verdad es “todo lo que las
personas han pensado alguna vez”.
domingo, 15 de abril de 2018
domingo, 1 de abril de 2018
“Fariña”. Nacho Carretero. Libros del K.O.
Fariña es la historia, casi novelada, de décadas de tráfico en las rías
gallegas, desde el contrabando de productos de primera necesidad tras la guerra
civil, al actual narcotráfico de cocaína y hachís. Pero lo es también de una
forma especial de ver la vida, de la aceptación social de un negocio maldito
pero rentable, que permitía la subsistencia en épocas duras. Y también, como
no, es la historia de la resistencia que unos pocos valientes opusieron a una
cultura establecida, tácita y opresiva que con la excusa de llevar dinero y
trabajo a las rías, estaba acabando con la juventud, tanto física como
moralmente. “Fariña” es, pues, un libro necesario y esclarecedor, en el que no
hay sólo buenos y malos, hay políticos y policías corruptos, jueves y abogados
que pasan la raya, y capos que ayudan a la gente, que pagan polideportivos,
iglesias, y operaciones. Un mundo tremendamente complejo en el que la verdad
tiene tantas aristas que, a veces, dificulta el juicio.
“Dispara, yo ya estoy muerto”. Julia Navarro. DeBolsillo
Monumental novela de Julia Navarro que, a partir de
la vida de una familia a lo largo del siglo XX, narra la historia de Europa y
Palestina, apoyándose en las persecuciones a los judíos. A partir de una
concienzuda labor de investigación histórica, el libro recrea, sobre todo, la
persecución de los judíos en los últimos momentos de la Rusia zarista e inicios
de la revolución bolchevique, y la coexistencia entre judíos y musulmanes en
Palestina, hasta la ruptura total que supuso la proclamación de estado de Israel.
Sin ser una novela de tesis, en todo momento la autora propone la potencial coexistencia
de razas y religiones, mostrando cuan fanáticos pueden ser los creyentes de uno
u otro bando cuando la política se alía con las creencias. Novela entretenida, algo
larga, con prolijas descripciones historicistas, que permite tener una
impresión bastante acertada de las raíces del conflicto palestino-israelí.
“La mecanógrafa de Henry James”. Michiel Heyns. Gatopardo ediciones
La historia recrea la estancia de Henry James en la localidad de Rye,
Inglaterra, a través de los ojos de su mecanógrafa, una joven inglesa,
admiradora del autor, que se convierte en la narradora de la vida del novelista
angloamericano, describiendo su forma de trabajar, su entorno laboral y
afectivo, y gran parte de sus obsesiones y temas principales: la vida social,
el conflicto entre el nuevo y viejo mundo, la parsimoniosa forma de vida, su
meticulosidad, el espiritismo, su interés por los caracteres femeninos... Empleando
situaciones ficticias pero perfectamente posibles (todos los personajes son
reales, incluso la propia Frida está inspirada en la auténtica mecanógrafa de
James) el autor trae a la vida al novelista que pasa de ser un creador de
caracteres a un carácter creado. Todo ello es magistralmente ambientado por quien
se desvela (no puede ser de otro modo) como auténtico admirador de James, imitando
su estilo desde la perspectiva de quien lo ha estudiado concienzudamente (no en
vano, Heyns es profesor de literatura) y es capaz de reproducirlo en sus
principales virtudes: la capacidad de novelar a partir de hechos aparentemente
intrascendentes, la riqueza de matices, la excepcional recreación ambiental, y
el sutil toque de ironía (que convierte en un suave humor británico), que caracterizan
la obra del gran autor. Un libro ideal para todos los fans (muy fans) de Henry
James.
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