Es difícil que lleguen a Sevilla exposiciones de grandes autores
contemporáneos, auténticos blockbusters,
que son habituales en las grandes capitales del circuito artístico. A ello se
une la escasez de obras de algunos de ellos en los museos españoles, que los
alejan del gran público. Por eso, exposiciones cono “Van Gogh alive” tienen
especial relevancia ya que, si bien no acercan físicamente las grandes obras al
espectador, son capaces de transmitir una experiencia basada en sencillos, pero
contundentes efectos audiovisuales. El leit
motiv de la exposición en una presentación
de la vida de van Gogh, en la que se aborda su proceso creativo, su intensa y
agitada vida interior, la relación con su hermano y otros autores, su pasión
por el color y la naturaleza…, todo ello acompañado de imágenes de gran tamaño
de sus obras, con una cuidadísima banda sonora, y con un acertadísima selección
de textos de sus famosas cartas, que permiten un acercamiento intenso al autor,
muy emocional, de mayor calado que el que puede producirse en muchas
exposiciones convencionales, generalmente atestadas de público. Como el nombre
de la exposición indica, una experiencia que trata de revivir a van Gogh, de
una manera informal, pero cuidada, profesional, muy educativa y pedagógica,
incluso necesaria, y que debiera ser tomada como modelo para abrir el interés
por la contemplación del arte, más allá del simple visionado de lienzos.
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