El conocimiento tradicional de la Orden
del Temple evoca la imagen de guerreros magníficos, sacrificados, ascetas,
sacrificados, y una orden poderosa, injustamente tratada y vilipendiada y
rodeada de un aura misteriosa derivada de las acusaciones que sobre ella se
vertieron en el proceso a que fue sometida a principios del Siglo XIV. Esta obra
hace una revisión crítica de esa imagen, alejándose del misticismo romántico
que la rodea. Así, esta obra analiza el surgimiento y evolución de la orden en
paralelo al devenir le las cruzadas de los siglos XI a XIII considerándola hija
de las mismas. En efecto, la Orden surge a partir de la presencia cristiana en
Tierra Santa tras la primera cruzada (es bien conocido su objetivo fundacional de
protección a los peregrinos), y pierde su razón de ser, en opinión del autor,
desde el momento en que, a finales de siglo XIII, la caída de Acre pone fin a
la presencia cruzada en la zona. A partir de ese momento, la orden (soberbia,
poderosa y rica) pierde su razón de ser y se centra en el ejercicio del, `poder
fáctico en Europa, y la generación de riqueza y poder, sin un objetivo misional
claro. Así, los caballeros blancos se convierten en una especie de “jarrón
chino”, algo que estorba y entra en conflicto con el nuevo modelo político imperante
en Europa, con el inicio de los poderosos estados nación. Lejos de la visión
tradicional, vemos maestres indecisos y no mártires, soldadesca frente a caballeros,
un rey de Francia preocupado en consolidar el poder central frente a un
contrapoder insidioso… en definitiva, una historia posiblemente más cercana a
la realidad sin que ello reste un ápice de valor a la labor militar que
desarrollaron y que les convirtió, por empuje, principios y misión, en la punta
de lanza de la milicia cristiana del reino de Jerusalén.
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