No
deja indiferente la muestra de Munch que, bajo el título de “Arquetipos”
recorre los miedos del hombre, verdaderos protagonistas de su obra. Artista
multidisciplinar (óleos, litografías, xilografías, pasteles..), a caballo entre
el simbolismo y el expresionismo, sus trabajos hunden sus raíces en la
profundidad consciente de sus protagonistas que interpelan directamente al
espectadora a través de su mirada. Sus máscaras, más que caras, reflejan los
sentimientos atávicos que les atormentan; sólo su expresión importa, no hay
nada tras ellas. Ni siquiera el amor exorciza sus miedos; personajes que al
unirse en un beso pierden su individualidad, se muestran contenidos o dan la
espalda al espectador, ocultando sus miedos. Para Munch la vida es un camino de
inquietudes que acaba en la tumba; tan sólo la muerte libera a sus personajes
de sus angustias y les aporta paz, una paz indefinida, ante un más allá del que
duda, y que, no obstante, sirve en tanto que libera definitivamente al hombre
de la melancolía, el pánico, los celos. Con todo, su obra muestra facetas que
llaman al optimismo; obras vitalistas y coloristas, en las que se conjura la esperanza
de no verlo todo perdido. Excepcional paisajista, intrépido colorista,
dibujante de trazo rápido y seguro, gran pintor de desnudos, trasluce en todos
sus cuadros una gran preocupación por el ser humano, desde un sentimiento de
inferioridad vital ante los devastadores sentimientos que pueblan la mente.
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