Un
libro decepcionante. A quien espere encontrar aquí a la autora afamada, hay que
advertirle previamente que se trata de un conjunto de cartas, bastante vulgares
(no en la forma, sino en el contenido), de un viaje realizado por Agatha
Christie con su primer marido. Si bien tiene cierto interés costumbrista en el
retrato de los últimos estertores del Imperio Británico y su sistema de
relaciones entre la metrópoli y las colonias, el conjunto de información
aportada es bastante escaso y, sobre todo, y esto es lo peor, trivial. La
agudeza de los retratos personales de su obra de ficción supera notablemente a
la de los personajes de carne y hueso. Esto nos permite atisbar un mundo de
convencionalismos bastante insulsos y, quizás, la motivación última de la
creación de un mundo paralelo, de ficción, donde sí pasan cosas y que sin
duda la motivaría mucho más. Esta Agatha Christie, no es la viajera inquisitiva
que pasó por Mesopotamia y que encontró allí fuente de inspiración algunas de
sus mejores obras; de hecho, es imposible pensar que nada de lo reflejado en esta
relación epistolar pudiera inspirar algo medianamente interesante, merecedor de
convertirse en literatura. Un libro completamente prescindible, especialmente para
los más aficionados a su obra.
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