En la España de inicios del siglo XX, un aprendiz de
periodista trata de desentrañar un misterio acuciante: la secuencia de muertes
de los miembros un comité científico que debía desarrollar una arma secreta. Con
un tono jovial y distendido, una novela policíaca que comienza muy prometedora
(buena ambientación, misterio, personajes apreciables…), va derivando poco a
poco en un frenesí absurdo de pseudo ciencia ficción y situaciones imposibles;
de hecho, la novela se rompe cuando se le explica al lector el objeto de la
investigación secreta. La novela pasa de ser posible, aunque en tono amable
(con algunos tintes barojianos y holmesianos), a convertirse en un delirio mal
resuelto: el secreto de la invisibilidad a partir de una substancia creada por
un molusco. La oportunidad que, hasta entonces, se le podía dar, se pierde e,
intuitivamente, de novela policiaca o de misterio, pasa a cómic de serie B, de
género inclasificable, pues la acción se contagia de la trama. Aunque bien
escrita, o al menos, formalmente bien escrita, finalmente es prescindible.
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