Pequeña
obra, a modo de divertimento, en la que el autor especula con la ansiedad, el
tormento y la angustia que para un bibliófilo supone tener una colección
preciosa de libros. A modo de fábula, el protagonista se ve arrastrado a una secuencia
continua de calamidades debidas a su pasión exacerbada por los libros. Esta, no
es criticada, se da por buena. Sin embargo, su exageración, la extravagancia
que puede llegar a generar, provoca intensos arrebatos emocionales, muy de la
época, cercanos a la locura.
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