Dentro
de la colección Great ideas de Taurus,
este volumen recoge, de forma aplicada, las bases del sistema filosófico de Descartes,
precursor del racionalismo: la duda como base para el pensamiento científico
(duda metódica) y el pensamiento racional como punto de partida de todo sistema
filosófico (pienso, luego existo). Partiendo de la duda sobre su propia existencia
(¿puede nuestra vida ser un sueño?), por deducción lógica va estableciendo
bases ciertas que, como cimientos, sirven de fundamente para el resto de
deducción. Así, el mero hecho de pensar permite deducir la existencia y a
partir de una serie de propuestas que el mismo se cuestiona, por deducción
lógica, llega a la inevitabilidad de la existencia de Dios. Pero con ello Descartes
fue más allá, y estableció las bases del método científico: cuestionar,
deducir, razonar, en un momento en que los avances científicos empezaban a
chocar con la filosofía tradicional basada en Tomás de Aquino y Aristóteles y,
sobre todo, con la Iglesia. A pesar de su interés, es un libro de lectura
complicada, algo arisco. El estilo literario, sus continuas idas y ven idas
sobre las ideas de partida para atacarlas desde todos los ángulos y comprobar
así su fiabilidad, requieren una lectura sosegada y no apresurada y, sobre
todo, invitan a una postlectura en la que, con planteamientos actuales, y
haciendo abstracción de las verdades científicas, podríamos hacernos las mismas
grandes preguntas. ¿Cuáles serían las respuestas?
sábado, 12 de diciembre de 2015
“El elogio de la educación”. Mario Vargas Llosa. Taurus.
Hace unos
años, con gran acierto, la editorial Taurus creo una colección de pequeño formato en la que
recoge pasajes y secciones de obras clave del pensamiento humano. A ella pertenece
este “Elogio de la Educación”, conjunto de textos breves de Mario Vargas Llosa
que permiten recorrer su pulso vital desde sus inicios como escritor hasta la
entrega del premio Nobel. Su estilo elegante permite adentrarnos en su
coherente pensamiento, que sitúa a los libros, la lectura y la profesión de escritor
en lo más alto de la cultura y la educación del hombre, siendo los referentes
ineludibles de nuestro discurrir como seres sociales y racionales, como
humanos. Fiel a su compromiso como autor y ciudadano (“el trabajo literario conlleva una responsabilidad que no se agota en lo
artístico y está indispensablemente ligada
a una preocupación moral y una acción cívica” dice), Vargas Llosa
reivindica los libros y lo que su mera existencia implica que siempre tiene que
ver con la libertad. Al tiempo que defiende la consecuencia inmediata de la
lectura, la educación, el autor analiza su carácter revolucionario, constatando
cómo las sociedades avanzadas tienden a considerar, cada vez más, la literatura
como una forma intrascendente de pasar en tiempo en contraposición a los regímenes
con libertadas recortadas donde autores, libros y lectores, son considerados
peligrosos y germen de rebeldía. Y es que “la
literatura, no sólo entretiene, sino que sirve para preocupar, alarmar e
inducir a la acción por una buena causa”.
“Un espía entre amigos”. Ben Macintyre. Crítica.
Excepcional ensayo
que narra, en forma novelada, la trayectoria del más famoso espía soviético de
todos los tiempos, Kim Philby, el Tercer Hombre, líder del grupo de Cambridge;
arquetípico caballero inglés que hizo de su vida un continuo engaño: a amigos,
esposas, jefes, subalternos…. Con una amplia, minuciosa y apabullante base
documental, la obra de MacIntiyre se convierte en un apasionante libro de
estilo del espionaje durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría. Al
margen de la trayectoria humana de Philby y su entorno, el libro hace un
retrato fiel del juego de espejos entre los diferentes servicios secretos,
inicialmente el MI6 y la KGB y, posteriormente, además, la CIA, y cómo la
principal arma de que se valían, frente a los actuales desarrollos tecnológicos,
era la inteligencia humana. Los agentes que por ella discurren eran espías de
verdad, no super agentes. De lectura ágil, es un libro que engancha y que
retiene la atención del lector quien, inevitablemente, acaba pidiendo más. La
gran calidad literaria del autor, columnista y reportero del NY Times, crea una
obra amena y entretenida, que conjuga perfectamente rigor con entretenimiento.
“Berlín Alexanderplatz”. Alfred Döblin. Cátedra.
Berlín
Alexanderplatz es la exaltación del Berlín de entreguerras. Cuenta la historia
del expresidiario Franz Biberkopf, quien se deja llevar por una ciudad
rutilante, excesiva, y dura. Los vaivenes de Franz se enmarcan en el paisaje de las clases bajas
de Berlín, y su forma de vida: los oficios, el contrabando, la delincuencia, ..
la supervivencia; a pesar de ello, no es una novela determinista: el camino de
la redención es posible, y Franz, con todo, es capaz de atisbarlo. De difícil
encuadre estilístico, “Berlín Alexanderplatz” es una novela sorprendente,
incapaz de dejar indiferente al lector. El narrador, omnipresente, guía los
pasos del lector quien, como un espectador más, asiste a una representación
frenética, ágil, intensa, en la que los personajes actúan como si de un teatro
se tratase. No es una prosa convencional: se alternan canciones, noticias de
prensa y refranes de la época, que aportan un gran valor añadido, más allá del
literario. No es una novela de lectura fácil, la velocidad de los movimientos
de los personajes, su carácter coral, las continuas disgresiones, requieren una
atención que se ve compensada por una descomunal presentación de una gran
Berlín, más allá su imagen habitual en la época; frente a los cabarets y las
vanguardias, la vida real.
sábado, 14 de noviembre de 2015
“El agente secreto”. Joseph Conrad. Anaya.
La mítica colección “Tus
Libros”, de Anaya es la encargada de acercar al público juvenil esta
desconocida, pero no menor, obra de Conrad. En ella se relata la historia del
señor Verloc, agente al servicio de una potencia extranjera en Londres quien
recibe la instrucción de instigar un atentado para el que no está preparado. La
maestría de Conrad en el retrato psicológico de sus personajes y su elegante
prosa descriptiva permiten acercarnos al gris mundo de los suburbios londinenses
y del fervor anarquista de comienzos del siglo XX. No es una novela moralizante,
y mucho menos de tesis política; se trata de una obra de tintes periodísticos que,
al igual que “El corazón de las tinieblas” , escrita unos años antes, transmite
al lector una realidad, la realidad de los juegos de fidelidades y traiciones
entre los personajes y sus ideas: el aburguesado agente secreto que desconfía
de sus ideales; el policía de raza que desconfía de su superior jerárquico; el
anarquista de acción que desconfía de los activistas de la palabra; y, sobre
todo, Minnie, la abnegada mujer de Verloc, que desconfía de todos y solo cree
en la fuerza de los sentimientos. El tono más satírico que brulón de Conrad,
eleva esta pequeña novela a la categoría de obra de referencia, tanto
histórica, como literaria y, por qué no, de entretenimiento, pues la intriga y
el desenlace final, se encuentran a la altura de la tradición británica de
literatura de intriga.
viernes, 16 de octubre de 2015
“Arquetipos. Edvard Much”. Museo Thyssen-Bornemisza.
No
deja indiferente la muestra de Munch que, bajo el título de “Arquetipos”
recorre los miedos del hombre, verdaderos protagonistas de su obra. Artista
multidisciplinar (óleos, litografías, xilografías, pasteles..), a caballo entre
el simbolismo y el expresionismo, sus trabajos hunden sus raíces en la
profundidad consciente de sus protagonistas que interpelan directamente al
espectadora a través de su mirada. Sus máscaras, más que caras, reflejan los
sentimientos atávicos que les atormentan; sólo su expresión importa, no hay
nada tras ellas. Ni siquiera el amor exorciza sus miedos; personajes que al
unirse en un beso pierden su individualidad, se muestran contenidos o dan la
espalda al espectador, ocultando sus miedos. Para Munch la vida es un camino de
inquietudes que acaba en la tumba; tan sólo la muerte libera a sus personajes
de sus angustias y les aporta paz, una paz indefinida, ante un más allá del que
duda, y que, no obstante, sirve en tanto que libera definitivamente al hombre
de la melancolía, el pánico, los celos. Con todo, su obra muestra facetas que
llaman al optimismo; obras vitalistas y coloristas, en las que se conjura la esperanza
de no verlo todo perdido. Excepcional paisajista, intrépido colorista,
dibujante de trazo rápido y seguro, gran pintor de desnudos, trasluce en todos
sus cuadros una gran preocupación por el ser humano, desde un sentimiento de
inferioridad vital ante los devastadores sentimientos que pueblan la mente.
"Arenas Movedizas". Henning Mankell. Tusquets.
Henning Mankell, afamado autor de novela negra y promotor del teatro en Mozambique, recorre en este libro su intensa trayectoria vital, mostrando su profunda impronta humanística. Tras la reciente detección de un cáncer, el autor reflexiona sobre su vida y recorre episodios clave que pone en contexto ante la perspectiva de la muerte. Mankell habla del poder de los libros, el amor, la pobreza, los celos, el medioambiente, la inmigración, la pobreza, la solidaridad…, en fin, de las relaciones humanas, filtrando sus opiniones por el matiz del tiempo que se acaba. De escritura simple, sencilla y directa, desde el reconocimiento de los propios errores repasa sus debilidades, temores, e insuficiencias, revelándose como un ser esencialmente humano, falible y, con todo, confiado. “Nunca es demasiado tarde para nada” reflejaría su mensaje trascendente, ante retos como el tipo de sociedad que se quiere contribuir a formar, en la que los desconocidos siempre suman, y en la que la alegría debe ser el motor fundamental para el desarrollo del hombre. Libro de militancia, invita a los lectores a tomar partido e implicarse pues “elegir mal no es incomparable con la derrota que supone no elegir en absoluto”.
“La librería ambulante”. Christopher Morley. Periférica.
Por la campiña de Nueva Inglaterra, el
señor Mifflin y la Señorita McGill viajan con su librería ambulante, “El
parnaso”, acompañados de su perro Bock y la yegua Peg. ¿Su objetivo?, predican
el amor a los libros y los seres humanos. Es más que un argumento, es una
declaración de principios. Esta breve y deliciosa novela de Morley, casi un
cuento, nos lleva a la América de inicios del siglo XX, creando un mundo ideal,
sencillo y amable, bondadoso, donde entre suaves dosis de humor se vislumbra un paraíso de optimismo, bonhomía y creencia en el poder transformador de la
lectura. El Sr. Mifflin, como un héroe artúrico, lleva el grial de la
literatura a las granjas para que los buenos libros “circulen por las venas de
la nación”. No hay ser humano sin libro,
ni ser humano que lo sea si no posee uno. Ante esta tesis “La Librería
Ambulante” se convierte en una historia de belleza y trascendencia. La lectura
se convierte en la fuerza transformadora que en la humilde y estrecha monotonía
rural permite crear un mundo de horizontes inabarcables, bellos, de un
innegable humanismo.
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