domingo, 29 de octubre de 2017

“El certificado”. Isaac Bashevis Singer. Byblos

David, un joven judío rural que quiere ser escritor, se dirige a la nacionalista Varsovia de entreguerras en busca de fortuna. Allí recibe la noticia de que ha sido agraciado con un certificado que le permitirá establecerse en Palestina, aunque no dispone del dinero necesario para el viaje. Su búsqueda de una solución a la encrucijada que se le plantea le lleva a relacionarse con tres mujeres que querrán beneficiarse de su situación: Sonia, una dócil y sumisa tendera que quiere viajar a palestina y alberga la esperanza de vivir con David; Minna, una joven rica y elitista que concerta un matrimonio de conveniencia con él para poder emigrar a Palestina; y Edusha, la fogosa y temperamental hija de su casera, que le introduce en los ambientes revolucionarios de Varsovia. Sin embargo, en tiempos convulsos la vida de sorprendentes giros que condicionan las actitudes y las posibilidades de todos ellos. Los sueños, las inquietudes, las esperanzas, son fútiles y cambian al son de los acontecimientos. Y ante este panorama, David se deja llevar por el destino, con una única intención, luchar por la vida. En la mejor tradición del gran Bashevis Singer, maestro del relato corto, costumbrista, social y personal, esta novela breve se rebela como una de sus mejores creaciones, en la que su alter ego, David, recuerda por actitud y convicción al Manuel creado por Baroja para la trilogía de “La lucha por la vida”, de la que sin duda hay reminiscencias en esta obra: los ambientes, la galería de personajes, la fina ironía, la sensación de ser sus personajes marionetas de un destino condicionado por hechos turbulentos… todo ello envuelto en un ambiente de revolución, propio de comienzos del siglo XX, en el que las ideologías exaltadas muestran todo lo peor (antisemitismo, fanatismo, pobreza, intransigencia) y lo mejor (el fondo del alma humana, los hombres buenos, la autoconfianza como herramienta de supervivencia) del hombre. Una novela imprescindible, que dejará, con todo, un  buen sabor de boca. De nuevo, literatura de verdad.

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