Con
“Walt Whitman, el canto a sí mismo”, Jerome Loving se convierte en el biógrafo
de referencia del autor de “Hojas de Hierba”. La biografía de Whitman,
ampliamente documentada, academicista aunque sin pretensiones literarias en sí
misma (defecto habitual de muchos biógrafos) realiza un recorrido solvente por
la vida del autor, pero sobre todo por su psique, sus filias y fobias y las
obsesiones que recorrieron los últimos años de vida de Whitman, con la defensa
numantina de Hojas de Hierba (consciente
de su trascendencia literaria), su reivindicación como personaje principal del
panorama social americano (sus supuestas vinculaciones con Lincoln), y su
continúa proyección del modelo de sociedad americano que identificó en los años
previos a la guerra. En esta sucesión de batallas que fue el último tramo de la
vida de Whitman, tras su exuberante plenitud y la decepción que supuso la
Guerra Civil, se refleja, además, la joven sociedad americana, que tras el
drama fratricida toma al fin conciencia de sí misma y resurge, fortalecida,
apuntalando su joven democracia con una clara conciencia de destino, ese destino
que Whitman refleja en sus optimistas composiciones en torno a la idea de la
nación y que mantendrá en sus últimas ediciones. Una sociedad civil y una
sociedad literaria, en la que las rencillas entre los grandes autores, los
apoyos de sus lectores, las disputas en los diarios reflejan un interesante
panorama cultural en torno a un género, en principio tan elitista, como la
poesía. En definitiva, un libro ameno e interesante, un fresco vívido de la
américa del siglo XIX que recupera a un autor alejado de los cánones estéticos
europeos y, sin embargo, tremendamente influyente en la literatura y sociedad
americana posteriores.
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