Suele decirse que el cuento es uno de los géneros más difíciles, en tanto
en cuanto que requiere de una gran maestría para, en un reducido número de
páginas, ser capaz de expresar emociones, describir situaciones y crear,
además, historias creíbles. Joseph Conrad es un maestro del cuento y, en El cuento, lo demuestra con creces. Esta
pequeña obra de arte es un ejemplo supremo de la maestría de Conrad y, al
tiempo, un auténtico manual de estilo, de su estilo, pues aúna los grandes
temas que le son propios (el mar, el bien y el mal), su característico análisis
psicológico (profundo) de los personajes, y la creación de atmósferas
envolventes, opresivas, aislantes… La historia narra la experiencia de un
marino que, a modo de cuento, la transmite a sus colegas, creando un doble
plano de realidad, con conexiones esperadas y que inquietan al lector que oye
un cuento, mientras lee El cuento. Esta
metahistoria ambientada en los usos marinos de la guerra permite conocer de primera
mano a lo que es capaz de llegar el autor del “El corazón de las tinieblas”,
mientras lanza un guante al lector a quien anima a tomar partido en el dilema
en el que se basa la trama y que, inevitablemente, conduce a una visión
decadente y pesimista sobre la condición del hombre en los momentos de crisis.
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