Si no es porque Zweig tiene
muchas “mejores novelas”, esta sería sin duda, una de ellas. Clarissa es la
historia de una joven, nacida en el seno de una tradicional familia austríaca,
en el momento previo a la Gran Guerra. Su padre, militar, la dota de una
educación estricta, tradicional, imperial. Como ayudante de un doctor conoce a
un hombre que, por su nacionalidad, francés, pasados unos meses, se convertirá
en enemigo de su patria. Y esto, justamente, constituye la trama principal del
libro: la peripecia vital de una mujer atrapada por las circunstancias, que
desea ser libre en un mundo que, dominado por la guerra y por sus condicionantes
geopolíticos, la obligan a sobrevivir. De nuevo una novela que refleja el
desencanto de Zweig por la marcha del mundo, con la caída del orden tradicional
y la llegada de una nueva Europa, supuestamente más moderna, pero inquietante,
con heridas abiertas, y la sensación continua de ser los hombres marionetas del
destino, condicionados sus afanes por la realidad, con la tristeza por la
pérdida de la vida anhelada y de los referentes… y entre todo ello, una vez
más, un personaje femenino potente, que se convierte en una heroína muy típica
del autor: no necesita hacer nada excepcional, simplemente sobrevivir y ahí, en
la capacidad para aceptar y adaptarse al destino, reside la verdadera fuerza,
el comportamiento ejemplar, la heroicidad.
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