En la excepcional película de
Anthony Mingella “El paciente inglés”, el conde Laszlo Almásy se nos presenta
como un personaje sensible, culto, y amable, que expone su vida por la mujer
amada, y que vive para la exploración en el desierto. Esta obra, en cambio, nos
revela a otro Almásy, el real, un explorador agresivo, aliado de los nazis, un referente
incluso para sus adversarios… un personaje que en nada se parece al
protagonizado por Ralph Fiennes, pero que no por ello pierde su aura mística.
La búsqueda de Zerzura es quizás, la última gran aventura mítica del mundo de
los exploradores: la lucha por vencer al inmenso desierto libio en pos de un
paraje soñado, de grandes paredes blancas, con un fabuloso palacio lleno de
joyas, y dominado por el canto de los pájaros. Sin historias de amor, esta es
igualmente una gran historia en la que los caracteres de hombres intrépidos, principalmente
británicos, les convierte en héroes, expuestos a las grandes extensiones de
arenas, las dunas, los cañones, la falta de agua, los bandoleros…. Y frente a
los héroes, los antihéroes, dotados de sus mismos adornos, pero situados en el
bando equivocado. La presencia de Almasy, algo desdibujada, intuida, ya que la
obra se basa en los datos de los exploradores británicos, más abundantes,
arrastra un halo de intemporalidad, es la presencia que se supone y se espera,
y que le magnifica sin haber llegado a descubrir la ansiada joya tras la que
todos gravitaban. Un libro apasionante, quizás demasiado prolijo en las
descripciones de los tránsitos de los exploradores por el desierto, pero
revelador de un cambio de era, en el que los grandes exploradores, auténticos
héroes, empiezan a ser sobrepasados por las nuevas tecnologías, y las nuevas
necesidades: ya no son necesarios míticos oasis de leche y miel, sino rutas
seguras para el transporte de tropas. Con todo, los ecos de la historia cinematográfica
ayudan a disfrutar del libro, ponen color a los oasis y permiten recrear una
historia que no fue y nos gustaría que hubiera sido, y otra que fue y no
desmerece por haber sido.
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