Magnífico
relato del imprescindible Henry James, sobre la percepción de la literatura. Un
suspense (no terrorífico) mantenido a lo largo de toda la obra lleva al lector
a preguntarse sobre las razones últimas de la escritura, su espontaneidad, la
percepción de la misma y, quizás, sobre los oficios del crítico y escritor. Con
su habitual maestría y sutil sentido del humor, esta agradable obra entra
dentro de las temáticas preferidas de James y su tiempo: la creación artística
y la percepción externa de la misma, con evidentes paralelos en otros títulos
del autor como “Historia de una oibra
maestra” , o “La lección del maestro”. A mi juicio lo mejor del estilo de
James se manifiesta en las obras de contraste entre las sociedades americana y
europea; esta, sin embargo, viene a ser un divertimento,
un pequeño juego que, con maestría y destreza, atrapa y arrastra al lector,
que se siente un personaje más, un trasunto del narrador, que desea conocer “el
secreto” de la creación literaria, buscando la respuesta hasta la última
página. Como siempre que se lee a James, no decepciona.
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