Las
convulsiones en Oriente Medio no son nuevas, y las conflictivas relaciones
entre Islam y Occidente tampoco. La relectura de este libro fundamental, aporta
luz a las raíces de muchos sucesos de actualidad. No los justifica, pero
permite entenderlos desde una óptica distinta. Los análisis occidentales sobre
la situación a menudo obvian elementos fundamentales de la misma. Amin Maalouf
no es un autor sospechoso de complacerse con la militancia en ningún bando,
antes bien, por su origen libanés, cristiano y con una educación a caballo
entre dos formas de ver el mundo, se convierte en un referente ineludible para
la comprensión del problema y la búsqueda de la paz en un contexto de
tolerancia. Si algo deja claro su libro (y toda su obra) es que la violencia
engendra violencia, y que los pueblos, más allá de sus dirigentes y sus
religiones siempre quieren la paz. La visión “desde el otro lado” del enorme
choque cultural que las Cruzadas supusieron, permite abrirnos los ojos sobre lo
que la presencia del occidente cristiano supuso en la región, con su traumática
irrupción en el equilibrio de poderes de la zona, y con el uso tergiversado de
los mensajes religiosos convirtiéndolos en bandera del fanatismo, y en máscara
de los deseos de riqueza y poder de los príncipes. Ese ejemplo, por desgracia,
fructificó y se repite en los extremismos actuales. Nunca más oportuna y
vigente la cita de Abu-Ala al Maari, poeta y librepensador muerto en 1057 quien
dijo: “Los habitantes de la tierra se dividen en dos, los que tienen cerebro
pero no religión, y los que tienen religión pero no cerebro”. Su mensaje,
habitualmente malentendido, es un claro llamamiento al entendimiento entre los
hombres. Posiblemente el mensaje sería hoy el mismo. Posiblemente, seguiría sin
comprenderse.
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