La aún
tan de moda y tan aclamada novela negra nórdica tiene un claro precedente en
esta pareja de autores suecos y la serie del detective Beck, escrita a cuatro manos. Ambos crearon el
arquetipo de investigador policial nórdico: personajes corrientes, no
efectistas, sumidos en sus contradicciones y problemas personales, buenos
compañeros… Su método de trabajo, al igual que el estilo de la novela, es
sobrio, sencillo, sin grandes alardes, pero no por ello vano. Es, sencillamente,
normal, como normales son las situaciones y las tramas. Considerada siempre un
género menor, obras como “El hombre que se esfumó” que permiten aunar calidad,
interés y entretenimiento, lo dignifican notablemente. Una obra literaria sin
más (ni menos) pretensión, que entretener.
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