miércoles, 3 de agosto de 2016

“Roma”. Julien Gracq. Confluencias

Roma narra el acercamiento de su autor, el surrealista Julien Gracq a la cultura y tradición romanas y, con ellas, al clasicismo y su trascendencia en la cultura occidental. Desde su posición rupturista, rebaja a Roma a un montón de ruinas y paisajes destruidos, en los que, sin embargo, es capaz de reconocer el germen de la tradición, de la acrisolada cultura europea. Si bien desde un plano disgresor, Gracq llega a rendirse al influjo de Roma, que identifica en cada rincón a la vista de sus nobles restos (“es la única ciudad del mundo que se asemeja a una autopsia”), valorando su teatralidad barroca y la cotidianeidad de su arte, que se hace doméstico, nada indigesto. A pesar de ello, su valoración final es negativa: ciudad tesoro, la ve anclada en su pasado, alejada del mar, dando la espalda a la modernidad; pero en él se vislumbra un sentimiento de frustración; es el rechazo hacia alguien a quien se ama y que le gustaría que fuera a su imagen y semejanza. Más que un relato de odio, es de desamor.

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