P.D. James es una escritora
singular. Une la tradición de los mejores novelistas de intriga británicos
(desde Sayers a, sobre todo, Christie), para elaborar un estilo propio y reconocible,
mucho más moderno, fluido y agradable a la lectura. Sus personajes, dentro de
los arquetipos british, son poco
predecibles, y sus tramas mucho más convincentes, menos efectistas y, sobre
todo, más manejables por el lector. No hay elementos de última hora que, como
en el caso de Poirot, dejen fuera de juego al lector, incapaz de adentrarse en
el juego de las deducciones. P.D. James desgrana y ofrece pistas para que el
lector no sea un espectador aséptico, sino que participe en la evolución de los
hechos. Y todo ello dentro de los habituales escenarios ingleses: sus
mansiones, sus relaciones de respetabilidad, su clasismo exacerbado; y todo
ello desde el convencimiento de que la honorabilidad puede esconder los más
brutales crímenes siendo, posiblemente, dos caras de la misma moneda. Con PD
James podría decirse que el ambiente lleva al asesinato.
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