La buena prosa histórica aúna
rigor y amenidad, no necesita del esnobismo cientifista que abruma al lector
con tablas, gráficos y abundancia de datos para exponer sus tesis. En esas condiciones
es cuando una buena obra se retrata; la capacidad de análisis de los hechos y
su adecuada explicación y encaje en el devenir histórico se manifiestan y
aportan claridad al, a menudo, obscuro túnel de la historia. “Una breve
historia de Finlandia” de Kirby, es un verdadero ejemplo de cómo se puede
abarcar un milenio de historia en poco más de 300 páginas sin prescindir de los
fundamentos de la misma. Un excelente y ameno libro en que las dos historias,
la académica y la narrativa, se compenetran para ofrecer un panorama vívido e
intenso del devenir del país, desde su aparición en la historia en la órbita de
la Suecia medieval, hasta su integración en Europa. Una historia en la que se
comprenden, desde una amplia, y a la vez
precisa perspectiva, la combinación de fuerzas que han modelado el país:
sus almas nórdica y báltica; sus tendencias suecas y rusas; su dualismo rural y
urbano; su equilibrio entre oriente y occidente. Todo ello magníficamente
sintetizado en esta obra que, más que texto universitario, se convierte en un
ensayo de amena lectura.
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