Sin continuidad argumental, esta
novela constituye una secuela de “Zapatos italianos”, con sus mismos protagonistas
y con idéntico interés en explorar los sentimientos que anidan en torno a la
vejez y la soledad. En esta ocasión, el protagonista, Frank Welin, ve como arde
su casa y como su mundo, igualmente, se acerca a su fin. La existencia de un
pirómano en el archipiélago más que terror, genera desasosiego. No es una
novela de intriga; es, de nuevo, una novela de sentimientos que emplea como
hilo argumental las reacciones del protagonista ante el hecho de que su
entorno, sus amistades, su vida, cambian inexorablemente ante sus propios ojos.
Una vez más, Mankell emplea una excelente prosa para adentrar al lector en las
vivencias y experiencias psicológicas del protagonista: su desasosiego, su
inquietud, las relaciones con su hija y con su pretendida amante, su búsqueda
de la razón de existir ante un cambio radical y trascendente. De nuevo, en fin,
Henning Mankell.
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