Un médico retirado en una isla
semidesierta, un cartero cotilla y aprensivo, una mujer con un cáncer terminal,
su hija activista de causas perdidas, una nadadora mutilada que acoge
adolescentes inadaptadas, un perro, un gato y un hormiguero, son los protagonistas
de esta intimista novela del mejor Henning Mankell quien, con un lenguaje
sobrio y emotivo, retrata la madurez y la soledad, y las grandes preguntas que
las rodean. Difícil no ver en el protagonista a un trasunto del inspector
Wallander, alter ego del propio
Mankell el cual, en sus años finales, se acercó a los grandes temas de la vida en
toda su obra. Sin una trama detectivesca, la literatura de Mankell no solo no
pierde, sino que se engrandece, ya que permite aflorar los grandes valores que
la adornan y que, si antes ponía al servicio de la trama, nunca dejaron de tener
presencia propia. Con Mankell el argumento es simplemente una excusa para disfrutar de la
buena literatura. Es un valor seguro.
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