El libro de Alain
de Boton, no es un libro sobre la trascendencia, la idea de Dios, la mayor o
menor racionalidad de su constructo, o sobre la espiritualidad. Boton analiza
el fenómeno religioso desde su componente social, es decir, sobre la
construcción que, sobre la idea de Dios hacen las religiones, y sobre cómo
éstas, todas ellas (con especial enfoque al cristianismo y las grandes
religiones monoteístas) dan respuesta a las necesidades del hombre de una
manera eficaz, mucho más que cualquier otra institución secular. Analizando las
angustias personales y colectivas, las necesidades personales y sociales y la
mera necesidad de responder a preguntas elementales, la conclusión que se
desprende de este libro es que las religiones han sido y son necesarias, en
tanto en cuanto que ayudan al hombre, individual y colectivamente, en su
transitar sobre la vida. En oposición analiza como las sociedades seculares (o,
mejor dicho, la dimensión secular de las sociedades) trata de dar, de forma
fallida, respuestas a los mismos problemas. En este sentido, la idea de Dios,
para el autor, es innecesaria. No se requiere la idea de un Dios (que él,
claramente, no comparte), para abordar estos problemas y resolverlos. Es ahí
donde concluye con la necesidad de una religión para ateos, un sistema
estructurado, a base de creencias, ritos, relaciones… para ayudar al hombre.
Sugerencia, en todo caso, no original, y que tuvo un fallido precedente en
Auguste Comte, en el siglo XIX, quien ya propugnaba la creación de una religión
específicamente diseñada para los no creyentes. Sin ahondar en esta ocurrencia.
La obra es una muy interesante reflexión sobre el papel que las religiones
tienen en el mundo actual, incluso al margen de la idea de Dios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario