domingo, 4 de septiembre de 2016

“La presa”. Irene Nemirovski. Salamandra

Jean-Luc, el protagonista, es un hombre sin escrúpulos, un cínico entre cínicos dispuesto a cualquier cosa con tal de lograr el éxito, el poder y el amor; su auge y caída serán los de todos los de su especie y, aunque al final se encuentre sólo, le acompañarán los fantasmas de todos aquellos a los que pretendió imitar y que en el fondo eran como él. Es, en fin, la historia de una fatal predestinación que confronta el ansia por el poder, la sofisticación y el dinero, frente a los sentimientos que rigen a las gentes sencillas, conscientes de sí mismas, fieles y leales, que llaman a su conciencia, sin conseguir despertarle. Como es habitual en Irene Nemirovski, la autora crea una galería de personajes intensos, perfectamente dibujados, creíbles porque son reales, como las situaciones que enfrentan, con un amplio muestrario de sentimientos y emociones, matices sutiles… Una narración surgida de lo profundo del alma de quien, con su intensa peripecia vital, pudo vivirlas de cerca. Con todo, la autora se muestra como una precisa relatora de la realidad, casi asépticamente, narra con frialdad los hechos y la inevitabilidad de los mismos; cuenta lo que ve y lo juzga sin pasión; disecciona lo que acontece y expone al lector ante un espejo de emociones en las que sin duda, puede ver la realidad. No engaña, presenta sentimientos desnudos. Una vez más, Irene Nemirovsky logra una novela genial a partir de los hilos que mueven la condición humana. La autora, recientemente redescubierta, tiene una enorme capacidad de crear maravillosos relatos de un altísimo nivel literario, emotivo y estético, el estilo Nemirovsky. Pocos casos en la literatura pueden encontrarse en los que el conjunto de la producción sea tan rotundo, coherente y homogéneo; sea cual sea la obra elegida (Suite francesa, El vino de la soledad, el ardor de la sangre, el baile...), sus descripciones de ambientes, personajes, ropas, flores,… todo…  son realistas y preciosistas, y su acercamiento a los sentimientos humanos, crudo, pero sincero. En todas ellas, en cualquier caso, el placer por la lectura queda completamente satisfecho.

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