lunes, 24 de julio de 2017

“La evidencia de las imágenes”. E.H. Gombrich. Sans Soleil

Gombrich es un erudito, y lo demuestra. Este volumen recoge dos ensayos del afamado autor británico, referidos a la relación entre la obra del arte y el espectador, a la interpretación que éste hace de lo que percibe, de las imágenes. En la primera parte, el autor recurre a su capacidad dialéctica para disertar acerca de los mecanismos que el hombre pone en juego cuando observa una obra de arte, y el tipo de asociaciones que condicionan dicha relación. Efectivamente, es un texto de alta erudición en la forma y en el fondo, pero destinado a la mayor gloria de su autor. Al leerlo uno se pregunta si este tipo de textos son necesarios o si, realmente, realizan aportaciones significativas en  la materia. El mero hecho de plantearlo, y más sobre un autor tan afamado como Gombrich puede parecer políticamente incorrecto, pero esta rama de la historia del arte parece que olvida a las obras en sí y se regocija consigo misma, como si se tratase de una metainterpretación en la que el arte se convierte en la muleta necesaria para exponer teorías, ora fisiológicas, ora psicológicas, que muchas veces parecen completamente ajenas al simple hecho de observar, ver y leer la obra. Toda percepción sensorial  implica interpretación, y a partir de ahí, sobran muchas explicaciones. La segunda parte es mucho  más entretenida. Tomando como soporte una obra de El Bosco, el Tríptico de la Epifanía, la erudición, ahora sí, se pone al servicio del conocimiento y permite explicar detalles que al público general pasarían inadvertidos. En este caso sí que se aprecia el gran esfuerzo del autor en, a través de sus vastos conocimientos, propiciar lecturas que faciliten la interpretación de la obra de arte porque, cuando ésta tiene un evidente carácter narrativo (¿cuál no?) narra un episodio, y en un autor tan complejo como El Bosco, un gran simbolista, la erudición sí puede y debe acudir en ayuda del observador para acompañarle en el disfrute y conocimiento de la obra de arte. En este caso, la erudición no es un fin por sí misma, sino un sólido apoyo para el disfrute máximo en la contemplación artística.

No hay comentarios:

Publicar un comentario