No puede negar, ni esconder, Isaac Asimov su vertiente
más divulgativa en la colección que, titulada Historia Universal Asimov, narra la historia política de algunos de
los grandes imperios y naciones. Efectivamente, es su Historia, en tanto en cuanto que, a falta de un fondo de
riguroso análisis historiográfico, nos presenta historias deterministas,
basadas en una concepción muy anglosajona, casi providencialista, en la que los
hechos confirman las tendencias. Y sí, es una historia política, que se centra en la secuencia de gobernantes, sus relaciones internas y
externas, y poco o nada se aprecia del contexto, que no deja de ser un barniz
para los auténticos conformadores de la evolución de las naciones, los hombres que
las rigen. Es pues, un libro de escasa enjundia histórica. Sin embargo, y ello
no hay que ocultarlo, este libro bebe de otra de las grandes tradiciones
anglosajonas, la capacidad divulgativa, su sencillez narrativa, su carácter
ameno. Es una historia que se lee como una novela, y eso, es un acierto. El
lector, al final, no podrá hablar mucho de la sociedad, la economía, la
demografía, la cultura de las diferentes épocas, pero sí tendrá una noción
clara de la secuencia de estructuras políticas que desde la presencia de las primeras
tribus célticas, y pasando por romanos, sajones, y normandos, llevaron a configurar, tras la
caída del imperio angevino, la base de lo que es la Inglaterra moderna.
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