Viaje en autobús es una radiografía de la España de la primera
mitad del siglo, un país rural, provinciano y tecnológicamente atrasado, pero
en el que costumbres sanas por la comida (cuando la había), la tertulia en el
casino (quien podía), o la contemplación de la Naturaleza (esa “ciega,
repugnante violenta, guerrera., desordenada y atroz Naturaleza”), constituían
parte esencial del ser humano. Libro de viajes, pero más parecido a un Viaje a la Alcarria que a un vuelo barato actual; libro costumbrista
y emocional, al estilo de El bosque
animado, no deja indiferente al lector. Refleja la actualidad de una España
que ya no existe, con diferentes ansias, e inquietudes y quizás, por ello,
puede considerarse un libro actual, una verdadera guía para los amantes del
movimientos slow, que encontrarán
perfectas ideas para un estilo de vida, lugares, comidas y aficiones, poco habituales
hoy en día. Con un excepcional dominio del lenguaje y un tono mordaz, socarrón
y al tiempo alegre, chestertoniano,
es el libro ideal para iniciarse en Pla y, como no, como libro de viajes, una
perfecta introducción a la Cataluña rural, tan española a pesar de todo. Y es
que libros como este nos ofrecen múltiples lecturas y entre ellas que los pueblos
no son tan diferentes y que las pretendidas singularidades no son más que visiones
cortas; como dice el autor: “No hay nada como alejarse un poco para curarse de
la psicosis de la proximidad, de la deformación de la proximidad, del que todos
estamos atacados”.
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