Novela
extraña en la bibliografía de Jack London. Por un lado, su longitud contrasta
con el formato de cuento corto en el que mejor se desenvuelve el autor; por
otro se acerca a una temática poco habitual en él: novela a mitad de camino entre
el romanticismo, y la novela de tesis. En cuanto a la composición y la estructura,
muy desequilibradas, con un amplio tramo concedido a la relación personal entre
los protagonistas, excesivamente almibarada y poco creíble, y una parte final
mucho más ágil, donde el autor (y el protagonista, su alter ego) da
rienda suelta a los argumentos que se dejaban ver al inicio: la importancia de
la cultura para prosperar en la vida; la necesidad, además, de saber
contemporizar; el apoyo a los trabajadores y sus luchas; la oposición al periodismo
sin escrúpulos… Martin Eden, joven sin formación, marinero, conoce a Ruth, de
la que se enamora. Chica de alta clase, promueve en él la necesidad de ser
mejor, de cultivarse, por lo que inicia una rauda carrera autoformativa, poco
creíble, por cierto, que acaba haciendo de él un escritor, inicialmente frustrado
y, al tiempo un combativo ideólogo de la lucha de clases, aunque descubriendo
el lado oscuro de la soberbia del conocimiento. El mar, el boxeo, la literatura
y el periodismo, temas propios de la biografía del autor, contextualizan la
novela que peca de un exceso de ambición no bien resuelta. No es, ni mucho
menos, el mejor London, aunque algunos de sus temas recurrentes (la indomabilidad,
la voluntad, el esfuerzo, la pasión), le representan. La novela trata de ser un
manifiesto que por soberbia, como le ocurre a su personaje, resulta fallido.
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