Desenlace de la trilogía sobre la ciudad de Estocolmo al final de su siglo de oro, cuando todo el esfuerzo “imperial” dejó un reino exhausto, agotado, desequilibrado, socialmente inestable. Tras los acontecimientos de 1794, los protagonistas se dan cita para cerrar las tramas y exorcizar sus fantasmas. Es más de lo mismo y, por tanto, bueno. Sin ser tan llamativa como la primera parte, ni tan exhuberante como la segunda, el episodio final permite descansar tanto a Cardell como a Emil Winge, quienes finalmente desenmascaran las fuerzas poderosas que dirigen la subversión política, la explotación sexual y la pobreza en Estocolmo, sin que ello signifique su extinción, simplemente su acotación. En definitiva, la vida sigue pero las pequeñas batallas libradas por los protagonistas se resuelven. No sirven estos casos para enderezar la marcha de la sociedad, pero sí para mostrarnos, con toda su crudeza, la caída del reino sueco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario