jueves, 24 de marzo de 2016

“La rubia de ojos negros”. Benjamin Black (John Banville) Alfaguara.


Huele a Chandler, sabe a Chandler... pero no es Chandler. “La rubia de los ojos negros” es una buena novela noir, digna heredera de la obra de Raymond Chandler,  protagonizada por su gran Philip Marlowe (no en vano, los sucesores de Chandler eligieron a John Banville como el más adecuado para continuar su obra), pero le falta la frescura del original. Banville sabe recrear todos los tópicos de las obras de Chandler, y lo hace con oficio y precisión, pero se nota que es una imitación. No es natural. La novela sería una gran obra si no tuviera que soportar la comparación con sus predecesoras. Como imitación es genial, casi perfecto, pero como a las imitaciones, les falta alma, atmósfera, y sabor. Diríase que es una obra escrita en color imitando el blanco y negro. Muy cinematográfica, parece más pensada para verse que para leerse, incluso encajaría perfectamente en una película actual de género negro, pero no en un clásico de los años treinta; le falta el genuino sabor del original, el conocimiento preciso de lugares y ambientes; la socarronería del Marlowe genuino, apenas se vislumbra; a la femme fatale le falta una vuelta de tuerca. Sería una perfecta obra a interpretar por Bassinguer y Speacy, pero no por Bacall y Bogarth.  Siendo una gran novela de género su principal problema es que trata de parecerse a Chandler… y le falta bastante.

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