lunes, 28 de marzo de 2016

“Otra vuelta de tuerca”. Henry James. Anaya.

Presentada en una colección juvenil (“Tus libros”), esta rareza de James constituye un pequeño monumento a la literatura de terror psicológico. Sin recurrir al efectismo de la sangre o los fenómenos paranormales, tan manidos y sobrexplotados en su época, James se centra en la psicología de los personajes para crear un ambiente opresivo en torno a su protagonista principal (como no, una mujer), en un ambiente propicio para la sensibilidad sensorial. Una institutriz se hace cargo de una pareja de niños con cuya educación sus anteriores preceptores no han tenido éxito. Pero no están solos, pronto, la presencia de otras personas se deja ver (nunca mejor dicho) generando una efecto continuo de opresión, vigilancia y  maldad, en torno al trío formado por los niños, la institutriz y el ama de llaves. No es el mejor cuento de James (tampoco ayuda la traducción, ciertamente mejorable), pero el poderío del autor en su capacidad descriptiva de ambientes y personajes, impregna toda la obra y la convierte en un clásico del terror, gracias, sobre todo, a su imprevisible final, revolucionario para la época, hábilmente utilizado por cineastas contemporáneos como Amenábar o Shyamalan.

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