La primera novela de la serie del
detective Harry Hole, discurre en Australia, donde el protagonista es enviado a
ayudar a las autoridades locales en la investigación del asesinato de una compatriota.
Las costumbres del país, su clima y peculiaridad cultural, son el trasfondo de
una investigación donde se mezclan intrigas sexuales derivadas de la idiosincrasia
de Sidney como capital gay; discriminación racial, con la presencia a la vez
incómoda pero políticamente correcta de los aborígenes en todos los estratos de
la sociedad; y los propios miedos y costumbres del protagonista, que aquí se
presenta como un hombre a la deriva, atrapado por un pasado violento y
alcohólico. Novela intensa y original, con una trama policial muy entretenida,
bien elaborada y mejor resuelta (lo esencial en la novela policíaca), que a
veces peca de excesiva longitud ante dos necesidades, una real, la de presentar
al protagonista de la serie contando el pasado que le describe; y otra innecesaria,
la excesiva necesidad de disertar sobre distinta cuestiones políticas y sociales
del entorno, demostrando la amplia documentación del autor sobre Australia.
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