domingo, 7 de febrero de 2021

“La muerte del León”. Henry James. Greenbooks

 


Si la prosa de Henry James es excelsa en general, es en las pequeñas historias, en sus cuentos cortos, donde sus valores se concentran y alcanzan la plenitud. Su capacidad de generar ambientes, desarrollar personajes, crear situaciones, y envolverlo todo en un lenguaje preciosista y a la vez sencillo, fluido, con diálogos precisos, y una sutil y humorística ironía, se manifiestan en estas pequeñas nouvelles como lo que son, verdaderas obras de arte. Artífice de la novela trasatlántica, en la que los tipos americanos y europeos contrastan, se mezclan y confunden; los arquetipos femeninos tan característicos de él; el dibujo acertado, crítico y socarrón de las modas sociales; la literatura como argumento mayor o menor en sus obras; todo ello retrotrae al mejor James. En este caso, la acción gira en torno a los últimos días de una famoso escritor, Neil Paraday, perseguido por una hueste de seguidores deseosos de tenerle en sus fiestas, acceder a él, escucharle o solicitarle autógrafos, pero no necesariamente leerle. Un joven periodista se erige en defensor de su privacidad y su obra, pero no puede evitar asistir, impotente, al festival que en torno al maestro se forma. Las situaciones en parte grotescas, en parte divertidas, no esconden la verdadera intención de la obra, la crítica a la superficialidad de una sociedad deseosa de hacerse ver, frente a unos pocos iniciados que comprenden, como el autor, como el protagonista, el verdadero y último valor de las palabras.  

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