¿Quién no se ha detenido antes esta gran obra maestra en la
National Gallery? La fabulosa pintura de Van Eyck que nos presenta un
matrimonio burgués, exhibiendo la felicidad de su próxima descendencia, enmarcados
por el lujo doméstico de su casa. Pero … ¿es así?. Postel hace un alarde del
conocimiento iconogáfico del arte flamenco renacentista para ofrecernos una nueva
lectura del cuadro. Detalle a detalle, analizando casi las pinceladas, nos
ofrece una reinterpretación del cuadro surgida de una investigación casi
detectivesca. En una obra llena de detalles, descubrimos que ninguno es superfluo,
absolutamente todos nos quieren decir algo, y nos cuentan una historia oculta,
un secreto tapado durante siglos y, sin embargo, evidente una vez expuesto.
Díficil vencer la tentación de volver a visitar el museo y observarlo, y
enfrentarse de nuevo a él, al protagonista, mirarle a los ojos y decirle: “lo
se todo”. Una exquisitez que, al margen de la interpretación final, nos enseña
a leer un cuadro y valorar, no sólo la maestría en su ejecución, sino la
lectura de lo que cuenta. Imposible no acordarse de “La Tabla de Flandes” de Reverte
que, en calve novelada, y con una obra ficticia, nos imparte la misma lección.
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