En el triste panorama literario de la
posguerra española, surge este cuento brillante, luminoso y colorista, principal
exponente del realismo mágico ibérico, que cuenta las andanzas de un chico
manchego cuyo nombre, Alfanhuí, recuerda el canto de los alcaravanes. A medio
camino entre la novela picaresca y la costumbrista. Sánchez Ferlosio realiza un
abrumador y brillante despliegue literario para, con una prosa espléndida,
crear un universo mágico lleno de colores, sonidos y olores, donde la narración
trasciende las páginas y nos traslada a una realidad diferente, la que ve Alfanhuí
a través de sus ojos amarillos, llena de metáforas espléndidas, episodios mágicos,
y personajes trascendentes. Deudora de la novela anterior, son evidentes las
referencias barojianas en los episodios madrileños, o la tradición de novela
paisajista castellana cultivada por el propio autor y su generación; es una
obra rompedora, única, originalísima, injustamente olvidada, que refleja con
maestría el poder de las palabras.
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