Ulises
Roma baja al infierno de su desesperación por la muerte de su mujer y allí
encuentra, como no, al diablo y su corte. Mientras los acontecimientos se suceden
de forma inmisericorde, el protagonista y el lector deberán hacer una profunda
reflexión sobre los límites de la justicia y la venganza, trasfondo general de
la entretenida novela de Manuel Moyano, todo un descubrimiento. Sin recurrir a
ambientaciones ni efectismos extremos, el autor es capaz de crear un universo
paralelo, en el que sólo se mueven los protagonistas, reforzando la sensación
de clandestinidad que su actividad requiere. De alguna forma, la secuencia de
los hechos hace inevitable su discurrir, con una lógica propia y particular, lo
que , pese a su brutalidad, les otorga verosimilitud. He ahí parte del mérito
del autor: es capaz de plantear el debate ético en un marco posible, creíble,
aunque poco probable. No es una novela fantástica, ni siquiera negra. Es una
novela de estilo propio y personal, como lo es su calidad narrativa. Sencilla y
efectiva, la escritura se pone completamente al servicio de los hechos y del
debate ético que plantean. Entretenida, es una obra que merece la pena ser
leída.
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