Sin más
(ni menos) pretensiones que entretener, “la misa negra” narra un caso de
asesinato de tintes satánicos resuelto por el “comisario de las ,muertes
extrañas” y su padre. Ambientada la Francia prerrevolucionaria, un
marco histórico poco habitual para una novela policíaca, pero sumamente atractivo por las inmensas posibilidades que ofrece (bien aprovechas por el autor), sorprende por su
agilidad, erudición y excelente ambientación. Trama bien hurdida, con continuas
idas y vueltas, que obligan al lector a permanecer atento a todos los recovecos
en los que se esconden los detalles que permitirán, al fin, resolver la trama.
En el haber de su autor la capacidad para ocultar, hasta el último momento, la
verdadera filiación de los personajes, que constituyen una galería sólida y
potente, capaz de perdurar en el tiempo como los folletines de su época. Típica
obra para el disfrute sosegado de la literatura policíaca, relajante y
adictiva, ni más, ni menos.
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