Londres es la carta de amor que el
diplomático y literato francés Paul Morand escribió a su más querido destino.
Con una profunda erudición Morand nos deleita con una brevísima historia de la
ciudad, desde su fundación (“Londres fue construida por gigantes”, primera
frase del libro y toda una declaración de intenciones), hasta la posguerra. Y
con ella nos cuenta la historia de Inglaterra desde una perspectiva nítidamente
continental. Y es que para Morand Londres es la mejor Londres cuanto más
europea es, no en vano el Támesis es “el afluente prehistórico del Rhin”, los
romanos la dotaron de civilización, su comercio es europeísta… Es un lujo
contar con diplomáticos con inquietudes artísticas, ya que aúnan el
privilegiado acercamiento a sus destinos, con la confrontación noble frente a
sus países de origen. En este caso, esto se traduce entre un exquisito juego de
espejos entre las dos orillas del Canal de la Mancha. Y el autor, que vivió las
décadas convulsas de la primera mitad del siglo XX, aporta interesantes y lúcidos
análisis sobre la historia británica: el origen del liberalismo, la alianza de
los burgueses y comerciantes frente a reyes y nobles…. Sin embargo, la s luces
de la ciudad no ocultan sus sombras, y Paul Morand nos las cuenta en la segunda
parte, la que se ambienta a partir de los años 30, y en el que, contrastando
con la locura y alegría de la belle
epoque nos muestra una urbe pobre, sucia y deprimente de los años 30, que
forjó el valor de sus habitantes como preludio al horror de los raids alemanes, sentando las bases de la
gran ciudad que es. A Paul Morand, muerto en 1976, justo después del primer referéndum
sobre la permanencia del Reino Unido en Europa, sin duda le hubiera provocado
una sonrisa saber que, junto cuando Inglaterra ha decidido con el brexit dar la espalda a Europa, Londres,
fiel a sus orígenes sentimentales, votó mantener su noviazgo. Un libro imprescindible
para los amantes de tan bella ciudad.
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