En el siglo XXVI
una expedición cartográfica interestelar se acerca a los límites de un agujero
negro desconocido. El que debe ser un trabajo rutinario, pronto se convierte en
algo diferente. Cerca del horizonte de sucesos una antigua nave aparece varada,
atrapada por la fuerza gravitacional del que denomina “El ojo de Dios”.
Acercarse a socorrerla implica dos graves riesgos: la posibilidad de ser
absorbidos por el agujero y la inevitable entrada en una deformación temporal
pues bajar a una órbita inferior, implica entrar en una deformación temporal y
que los días que dure su misión, equivalgan a décadas en su mundo de origen. a
su vuelta, habrán dejado su vida atrás, viajarán al futuro. Pero está no es la
única paradoja: la nave y la tripulación a la que socorrerán, será la famosa expedición
que permitió las salidas de la tierra cientos de años atrás, los pioneros míticos
de la exploración espacial. La responsabilidad de los tripulantes de la Banshee
comandados por la capitana Florence Schiaparelli, será salvar a la mítica nave
Necromander y a su no menos mítica capitana Ursa Krasnaia. Sólo si la salvan,
la gesta de la humanidad habrá sido posible y ellos mismos llegarán a existir.
Una grandísima novela de ciencia ficción en la que las paradojas temporales
tienen protagonismo de inicio a fin y en la que, a diferencia de gran parte del
género, el entorno científico que soporta la trama es perfectamente creíble. No
hay sables láser, no hay razas
enigmáticas, no hay párrafos incomprensibles que justifiquen un futuro
desconocido. El mundo que se recrea en el siglo XXVI es perfectamente asumible
e inteligible, y parece una consecuencia lógica del actual, lo que convierte a
este novela en una ficción asumible, creíble y, por tanto, cercana. Los personajes,
claramente humanos, con emociones humanas, nos acercan al afán soterrado de la
humanidad desde el inicio de los tiempos: la exploración, la búsqueda de las fronteras,
nuestra propia trascendencia como especie. Una maravilla de novela que no
defrauda, incluso para los no aficionados al género, porque habla de la
humanidad, de sus anhelos, de la vida.
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