Madrid en mayo es
una fiesta, y mientras en el ambiente primaveral hay ecos de verbena en las
orillas del Manzanares y la pradera de san Isidro, la inspectora Ruiz,
investigada y apartada temporalmente del servicio, es capaz de ver en una serie
de asesinatos, la huella de un psicópata que se inspira en las pinturas negras
de Goya. Las escenificaciones de los crímenes llevan a la inspectora a utilizar
los escasos medios de que dispone para, a través de su capacidad deductiva,
vislumbrar que tras los asesinatos se encuentra una mente perturbada
obsesionada con el pintor. Los escenarios de la vida de Goya, sus obras y,
sobre todo, sus razones y obsesiones, constituyen la trama de esta novela
entretenida, formalmente bien resuelta, que dignifica y profundiza en el género
de la novela policíaca hispana: inspectores racionales, decididos y arrojados,
y entornos vívidos, intensos y llenos de matices.
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