Dos pequeñas obras
a modo de divertimento en las que la propia autora se interpreta a sí misma, y
asumiendo el papel protagonista junto a la inspectora Annika Kaunda, esta sí,
personaje de ficción, resuelve dos crímenes acontecidos en sendos certámenes
literarios a los que la propia escritora asiste. Son novelas ligeras, de rápida
lectura, con un fino toque de humor, y en los que el juego de luces y sombras
que provoca la autora, hablando con un
personaje de ficción (que no sabe que lo es), creado por ella (que sabe
que lo hace), aporta un aliciente extraordinario a la lectura. Obras sencillas,
amenas y divertidas, que apuntan al genio de la escritora en obras mayores. Si
son ensayos, son perfectos; si no lo son, también.
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