Las obras de la
serie del detective Charlie Parker son de difícil catalogación. Mezcla de los géneros
policial, negro y fantástico, tienen un aroma especial a buena literatura.
Aúnan una trama general que subyace a todas ellas: la lucha del bien y el mal;
un universo propio con dioses paganos, muy lovecraftianos, con entes específicos
y especiales relaciones entre vivos y muertos; un ámbito territorial muy
adecuado, el norte de Nueva Inglaterra, tierra de bosques pesados y tradiciones
ocultas; y personajes potentes y definidos: Charlie, Louis, Ángel, el Viajante,
el Coleccionista, las dobles parejas de su mujer e hija vivas y muertas… todo
ello crea una atmósfera singular que gusta o no. No es un autor que haga
concesiones a la galería. Los diferentes títulos de la serie permiten, además,
avanzar sobre temáticas muy diferentes que se prestan al juego de luces y
sombras que propone Connolly: refugiados nazis, sectas oscuras, antiguas
profecías, oscuras historias familiares… todo ello tiene cabida en las novelas
de Charlie Parker permitiendo una doble lectura, totalmente apasionante. Si
gusta una, gustan todas; su calidad no decae con el tiempo, con un hilo
conductor, la propia vida de Charlie Parker, sus miedos y su ansia, la del
propio personaje, por conocer, a donde lleva la historia de luz y oscuridad que
le rodea.
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