En la Mancha, cerca de Daimiel, se encuentra la antigua e
histórica Venta de Borondo, edificio del siglo XVI por el que transitó don
Quijote. Este es el escenario donde discurre una maravillosa novela, con
espíritu de cuento, en la que una arquitecta de la capital recibe el encargo de
hacer una rehabilitación del edificio por parte de su misterioso dueño. La Mancha,
sus paisanos y sus paisajes, convergen y se acrisolan en el edificio, dando
lugar a una historia de realidad brillante, mágica, intimista, trascendental en
la que antiguos fantasmas y terrenas realidades se exhiben, configurando un
ambiente único e irrepetible. Como si de una realidad paralela se tratara, el
lector, junto a la protagonista, se sumerge en un espacio y tiempo propios, una
realidad creada, que se justifica en si misma, un universo singular lleno de
matices, emociones, olores y sabores. El magistral dominio del lenguaje de José
Aranda permiten hacer de este libro un goce de los sentidos: el sabor de las gachas,
el olor de la tierra húmeda, la visión de los cielos tormentosas, hasta el
color del barro sobre las paredes, se recrean vívidamente al leer esta
imprescindible novela, que se convierte en una experiencia intelectual y
sensitiva, que debe ser vivida.
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