La
colección Pequeños Placeres, de Ediciones Invisibles, queda
completamente reivindicada con esta pequeña joya del romanticismo alemán. Un
magistral ejercicio de buen gusto tanto en la selección del texto, como en su traducción
y su edición con una exquisita portada en tonos y motivos veraniegos que nos
hablan del título, de un estío casi mediterráneo, cálido, con insectos…Bill, un
joven aristócrata, se ve obligado por su padre a abandonar las vacaciones en la
costa por su casa de interior, en el campo, donde, tras fracasar en el
bachillerato, debe recuperar el tiempo perdido. Verano, entorno campestre, las
visitas de las primas, los amores tórridos e imposibles, las situaciones equívocas,
el paisaje abrumador, y la presencia constante del padre, que todo lo magnifica,
conforman un auténtica novela de época, que podía suceder en cualquier lugar de
Europa. Ante una naturaleza omnipresente, ya sea durante la quietud de la
sobremesa, como en las grandes tormentas, Freidrichiana, el joven en formación,
académica y personal, busca su sitio en la vida y, al final, lo encuentra, de
la forma más inesperada posible. Una pequeña joya en la que todos los
elementos: los personajes, el clima omnipresente, las situaciones, los sentimientos
desbordados, ocupan su único y perfecto lugar, juegan su rol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario