La
Casa de la Ciénaga es el lugar donde todo aquel que sobra en el servicio
secreto británico es destinado para que no moleste. En un ambiente de tipos
extraños, descarriados, desahuciados para el servicio, destaca la figura de
Lamb, el jefe experto irónico, jocoso, atrevido y perspicaz que, con la
política del palo y la zanahoria, es capaz de sacar partido de tal tropa de
fracasados. De forma inesperada un atentado salvaje se hilvana con un proyecto
fallido del servicio secreto destinado a crear terroristas perfectos, bien para
atentar contra potencias rivales, bien para tensionar el sistema a modo de
chequeo. El caso, es que, abandonado, el proyecto (llamado, de forma muy
aceptada, Guirigay) cobra vida propia y es necesario detenerlo. Ancianos
exespías que pierden la cabeza, devotos técnicos fieles a su trabajo, expertos
en hacer a la perfección tareas erróneas… todos ellos colaboran, muchas veces a
su pesar, en resolver un caso complejo entre excelentes dosis de humor,
desparpajo y acción desbordante en la que sobresalen epsiodios excelentes de
gran altura narrativa, como son las persecuciones contadas, en paralelo, por
todos los protagonistas. Una auténtica delicia y reinvención y actualización
del género de espía, dentro, con todo, de la mejor tradición británica del
mismo.
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