Obra
menor de Arthur C. Clarke, un gran maestro de la ciencia ficción que en los
años 60, en una época en que la ciencia prometía cualquier cosa disparatada y
alimentaba cualquier miedo. Escribe este pequeño cuento, con una clara
vinculación a la obra homónima de Wells, en que se plantea a situación de una
humanidad que deja de alimentarse de animales muertos. Un tema tan complejo en
el que, además, se debe construir un mundo filosófico y social propio para
darle cobijo, apenas tienen cabida en el formato, desarrollándose de forma muy
simplista, con muchas carencias narrativas. Es una obra prescindible, incluso
con una mejor traducción.
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