Jan Morris se erige, con este libro, en la gran cronista de Trieste. Desde el amor a la ciudad y a su significado, describe la burbuja atemporal en la que Trieste se define y existe. Una ciudad que fue y dejo de ser, una utopía: la salida al mar de un imperio terrestre. Y con ello, lo que de singular supuso su configuración y, tras dejar de serlo, la nostalgia por su esencia. Porque Trieste es el recuerdo de una promesa que, a lo largo del tiempo, las fuerzas circundantes quisieron que fuera, sin dejar su identidad, desfasada. No en vano comienza esta enamorada crónica (porque más que descripción es una relación vital) con la visita de altas dignidades imperiales tras atravesar el karst, la masa caliza que la rodea, aísla y protege. Y con el sueño imperial, las profesiones, los oficios, las luchas intestinas, los clanes, las apetencias territoriales de imperios y reinos ya extintos… todo ello forjó un sentido que define a una ciudad en mitad de ninguna parte: alargamiento forzado de Italia, alejamiento de la Viena natal, hermanamiento con la cercana Eslovenia… Un libro exquisito rezumante de admiración, con la pericia de quien sabe manejar los tiempos narrativos, documentadísimo, alternando la historia real con el anecdotario. La perfecta guía de viaje, pero no tanto de una excursión turística, sino una propuesta de travesía sentimental. Trieste, a los ojos de Morris, se convierte en una ciudad que más que para ver, es para vivir y sentir.
domingo, 10 de agosto de 2025
“Trieste, o el sentido de ninguna parte”. Jan Morris. Gallo Nero
Jan Morris se erige, con este libro, en la gran cronista de Trieste. Desde el amor a la ciudad y a su significado, describe la burbuja atemporal en la que Trieste se define y existe. Una ciudad que fue y dejo de ser, una utopía: la salida al mar de un imperio terrestre. Y con ello, lo que de singular supuso su configuración y, tras dejar de serlo, la nostalgia por su esencia. Porque Trieste es el recuerdo de una promesa que, a lo largo del tiempo, las fuerzas circundantes quisieron que fuera, sin dejar su identidad, desfasada. No en vano comienza esta enamorada crónica (porque más que descripción es una relación vital) con la visita de altas dignidades imperiales tras atravesar el karst, la masa caliza que la rodea, aísla y protege. Y con el sueño imperial, las profesiones, los oficios, las luchas intestinas, los clanes, las apetencias territoriales de imperios y reinos ya extintos… todo ello forjó un sentido que define a una ciudad en mitad de ninguna parte: alargamiento forzado de Italia, alejamiento de la Viena natal, hermanamiento con la cercana Eslovenia… Un libro exquisito rezumante de admiración, con la pericia de quien sabe manejar los tiempos narrativos, documentadísimo, alternando la historia real con el anecdotario. La perfecta guía de viaje, pero no tanto de una excursión turística, sino una propuesta de travesía sentimental. Trieste, a los ojos de Morris, se convierte en una ciudad que más que para ver, es para vivir y sentir.
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