domingo, 29 de junio de 2025

“Indigno de ser humano”. Osamu Dazai. Satori.

 


La gran novela de Dazai, de claro matiz autobiográfico, es la crónica desgarrada de la caída del protagonista, su alter ego, en el infierno de la autodestrucción. Yozo, el protagonista, incapaz de mostrarse a los demás como realmente es, adopta un rol jocoso para protegerse de la visión que cree que el mundo tiene de él. Esto le lleva a un proceso de alejamiento de si, de desarraigo personal y de desprecio íntimo que condiciona su relación personal con su entorno, especialmente con las mujeres, abocándole a la locura y a la autodestrucción. Una historia dura, en tanto en cuanto que real, que permite atisbar la insondable profundidad de la mente humana y sus recovecos, en los que un ser sensible como, en el fondo es Yozo, se pierde y desorienta, atraído por personajes abyectos que, furto de su falta de voluntad, se convierten en sus referentes. Bella y dura, una novela de reflexión, especialmente en la cultura japonesa en la que la sobriedad personal y el exceso de responsabilidad hacia la responsabilidad individual llevan al suicidio como solución, tema de fondo de Dazai, uno de los autores clave de la literatura japonesa del siglo XX.


“El orden del tiempo”. Carlo Rovelli. Anagrama

 

Un libro fundamental para comprender el mundo en que nos encontramos. Un mundo en el que, contra toda percepción tradicional, el tiempo no existe. Con una gran elegancia, fruto del profundo conocimiento de la física teórica, así como de un grandísimo humanismo vital (elementos que, cuando convergen en un científico, lo convierten además en un grandísimo divulgador), Rovelli nos explica de forma llana y sencilla, sin necesidad de profundos conocimientos físicos o matemáticos, la estructura interna de aquello a lo que llamamos tiempo, para saber que es único,  que depende del observador, que tiene dinámica propia, y que nada implica que fluya, necesariamente, hacia “adelante”.  El autor nos acerca a un concepto local del tiempo, pequeñas singularidades en las que podemos entenderlo de la manera tradicional como mejor forma de acercarnos a él, pero sin que deje de ser una entidad estratificada, de difícil aprehensión que, aunque nos parezca presente es, realmente, memoria y anticipación. Una pequeña obra que tiene como principal conclusión, no tanto entender el tiempo, sino darnos cuenta que el mundo es un constructo basado en nuestra limitada experiencia y que la verdad que subyace es infinitamente más compleja y desconcertante, sin que por ello deje de tener sentido nuestra experiencia vital.



“Un paseo por la Praga de Kafka”. Alberto Gil. Reino de Cordelia

 


El Reino de Cordelia es una excepcional editorial, con un maravilloso catálogo y unas ediciones exquisitas. En este caso, regala a los lectores con un maravilloso volumen en el que convergen, como anillo al dedo, el más famoso de los autores checos, Kafka, y la maravillosa ciudad en la que vivió. Revivir la vida de Kafka, es recorrer las calles de Praga. Autor y entorno se mimetizan y se hacen uno, bajo la exquisita narración de Alberto Gil. Un libro ameno, culto, bello para los que amen a Kafka, a Praga o a los dos. Y si no se ama a ninguno, no lo duden, tras leerlo, los sentimientos cambiarán.


“El planeta silencioso. Las consecuencias de un mundo sin insectos”. Dave Goulson. Crítica.

 

Dave Goulson, uno de los más prestigiosos entomólogos y divulgadores mundiales, hace un repaso a la importancia (muchas veces desconocida) que los insectos tienen en el buen funcionamiento del planeta, llamando la atención al drama ecológico que supondría (y quizás este suponiendo) su extinción masiva. Protagonistas de infinidad de procesos vitales de capital importancia para la naturaleza en general, y para los propios humanos en particular. Goulson nos acerca a los procesos que estos seres, muchas veces diminutos, insignificantes e, incluso fastidiosos, desarrollan en prodigiosos procesos de adaptación, fruto de una evolución especializada. Los insectos, el grupo animal más numeroso del planeta y, con ello, el más crítico en la delicada trama de relaciones ecológicas, gritan desesperados por su supervivencia. Es necesario conocerlos para que su importancia sea revelada y, aunque sólo fuera por egoísmo, puedan ser preservados en sus entornos naturales.


“En las ruinas crecen plantas y otras cartas desde la naturaleza Griega”. Vía Postal. Beatriz Cárcamo Aboitiz.

 


Las experiencias personales de la autora como voluntaria naturalista en Grecia, sirven como excusa para escribir una carta de amor a Grecia: si historia, su cultura, su gastronomía, su naturaleza. Una exquisita selección de vivencias, permiten un acercamiento personal, humano (y con él, natural) a la cuna de la cultura occidental. A través de una mirada sencilla, dulce y agradecida, la autora invita a acercarse a Grecia desde las cosas pequeñas, las que vertebran la vida, las que exprimen el gusto de lo exquisito, los detalles, las delicias. Una autentica guía de los placeres sencillos y vitales que aguardan a quien quiera visitar Grecia con la mente abierta y el deseo de ser sorprendido.


“La estrella del Capitán Chimista”. Pío Baroja. Espasa Calpe

 


El capitán Chimista, coprotagonista (aunque no principal) de esta entretenida novela de aventuras, es el ejemplo de marino universal. Tan pronto piratea en las Antillas, como comercia en el sudeste asiático. Y en todos los sitios su estrella, su aura, fulgura como un referente de tenacidad, decisión y voluntad. Contada a modo de diario, más que una novela continua es una secuencia de peripecias, anécdotas y vivencias que, en algunos casos, con gran plasticidad, se abren luminosas a los vívidos ambientes que reflejan. Embil, el protagonista formal, es la palanca que utiliza el autor para hablar de Chimista, cuya figura se magnifica a medida que avanza el relato, más como una poderosa imagen, que como un personaje real, transmitiéndonos así su carácter legendario. El aire marinero, típicamente vasco, se ve enriquecido por una documentadísima ambientación y descripción de todos los mares que en el mundo son, y que constituyen el hogar de Chimista, un hogar sin fronteras, propio de los seres libres.


“Hotel Roma”. Pierre Adrian. Tusquets.

 


Delicioso recorrido por los últimos días de Cesare Pavese, su último verano y su doble muerte, la literaria y la física. A modo de novela de viajes, Pierre Adrian se acerca a Turín en el tórrido verano de 1950 y, guiado por los diarios del poeta maldito, apoyándose en los colores y olores piamonteses, persigue la esquiva sombra del hombre oculto tras el mito: sus relaciones, sus sueños, los rincones en que se refugiaba, su angustia vital, su frustrado sentimiento de trascendencia. Un libro bello para contar una triste historia, la del hombre que Pavese fue, en su búsqueda de quien quiso ser.


“El Caballero de Erlaiz”. Pío Baroja. La Nave.

 


Dentro de las novela de ciclo vasco de Baroja, “El caballero de Erlaiz” supone una vez más la búsqueda y reivindicación de unas raíces nacionales que previas al desarrollo del  nacionalismo político  desarrollan los caracteres de la raza (nobleza, tesón, fortaleza), como extensiones de la corriente política cultural en su momento. Así, los tipos que en esta novela ambientada en el siglo XVIII se desarrollan, adoptan la ilustración pero desde una perspectiva propia, aunando las tradiciones y los valores personales, con las nuevas teorías políticas ilustradas. Novela apenas conocida, alejada de sus tradicionales novelas históricas y de sus trilogías de tesis, “el caballero de Erlaiz” permite adentrarnos en un momento histórico poco conocido en el ambiente vasco, reflejando, eso sí, los temas habituales del autor: la crítica al fanatismo, la doblez, la desidia y la mediocridad. Anárquica en la estructura y en el fondo, quizás refleje más del espíritu de Baroja de lo que a primera vista parece.


“Zalacaín el aventurero”. Pio Baroja. Ediciones Hispania

 


Si Manuel, protagonista de La busca, es el arquetipo de protagonista en las novelas sociales de Baroja, Zalacaín lo es en las novelas de ambientación vasca, en las que el carácter noble, indómito, racial, aventurero…, destaca sobre toda circunstancia. Y en este caso, además, en una ambientación, en el espacio y en el tiempo, típicamente vascas: las guerras carlistas, y el territorio vasco-navarro, incluyendo la vertiente francesa. La descripción de la sociedad vasca y sus tradiciones, idealizadas (baste destacar en los protagonismos y en los diálogos la confrontación castellanos-vascos e, incluso, navarros-vascos) son el verdadero eje sobre el que pivota la obra que, bien hilvanada, es una auténtica novela de aventuras, constituyendo uno de los referentes del género en la literatura española, con tan pocos y, a la vez, tan excelentes ejemplos. Zalacaín es, en el corpus barojiano, una de sus mejores novelas y en uno de los subgéneros menos habituales del autor, la novela de aventuras que, aunque cultivada en varias ocasiones, no llega a ser la más característica de Baroja. Si bien todas sus novelas tienen un matiz aventurero, y enfrentan a sus protagonistas con hechos llamativos que les obligan a tomar decisiones trascendentes (por acción u omisión), los protagonistas vascos viven experiencias muy alejadas de la realidad cotidiana del autor (en cuya descripción es un maestro); son, por ello, son novelas que se desarrollan en épocas pasadas, en un ambiente tradicional y épico que, en el fondo, le es ajeno y que distancia a través del tiempo. Con todo, Zalacaín es una entretenida obra que narra la vida que pudo ser en la frontera durante las guerras carlistas.