sábado, 18 de julio de 2020

“El enigma de la habitación 622”. Joël Dicker. Alfaguara.

El enigma de la habitación 622 eBook: Dicker, Joël: Amazon.es ...El enigma de la habitación 622 es, sobre todo, una gran decepción. El archifamoso y justamente celebrado autor de la verdad sobre el caso Harry Quebert, crea de nuevo una compleja trama ambientada en el mundo de las finanzas suizas. En paralelo se trata la historia de un escritor, supuestamente él mismo, que se reencuentra profesional y personalmente tratando de desentrañar el misterio que rodea a un antiguo asesinato. Hasta aquí, todo bien. Sin embargo la solución de la que podría ser una gran novela, es muy deficiente. El intento de abordar una historia de metaliteratura, un escritor que habla de sí mismo y describe su trabajo que es, precisamente, la propia novela, es fallido: flojo, insuficientemente trabajado, poco creíble. Parece más ficción, que realidad, sin pasar de un par de guiños hacia sí mismo y al mundo editorial y poco más. Da la sensación de no haber sido capaz de abordarlo con solvencia. En cuanto a la historia principal, adolece de un requisito imprescindible para las noveles de intriga: la sinceridad. El escritor no puede mentir al lector. El protagonista debe descubrir las evidencias al tiempo que el lector y, aunque se guarde ases en la manga, deben ser los justos y creíbles. En el intento de hacer una trama compleja donde nada es lo que se parece, Dicker usa la baraja entera para tratar de sorprender, a base con continuas triquiñuelas soportadas por un truco que repite hasta la saciedad y desmonta la credibilidad del argumento. La clave de toda la trama descansa en un efectista elemento cinematográfico, válido para películas de consumo rápido como “Misión Imposible”, pero no para novelas que pretenden, o eso cabría esperar, enganchar al lector inteligente. Al margen de ello, la resolución literaria es muy pobre. Las continuas vueltas atrás y adelante en el tiempo, tratan de ser una solución arriesgada, y no pasa de serlo pretenciosa y cargante, despistando enormemente y trabando la lectura. Hasta ahora Joël Dicker había sorprendido con el envoltorio de sencillez a través del que presentaba tramas muy elaboradas. Aquí ha apostado por lo contrario, una excesiva complejidad externa arruina una trama que se convierte en algo, más que sencillo, vulgar. Muy por debajo del nivel habitual de su autor, es una ficción que lo parece, sin ningún atisbo de credibilidad, con unos diálogos previsibles, llenos de muletillas, obviedades y simplezas, propios de una mala traducción, una obra novel, o una tremenda desgana creativa. 

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