“La parranda (A Esmorga)”. Eduardo Blanco Amor. Galaxia.

 

Historia vertiginosa e iniciática en la que un grupo de amigos celebran una juerga que se convierte en una huida hacia adelante, contra las autoridades y, en cierto modo, la sociedad. Abocados a la marginalidad, tras una borrachera inicial comienzan a cometer una serie de tropelías que, poco a poco, alimentan una espiral que en 24 horas les lleva al infierno. Esta novela, censurada en su época por sus críticas a las fuerzas vivas (Guardia Civil, Iglesia y nobles), es un reflejo de la foma de ser gallega, de sus tipos y de su idioma, que se valoran frente a lo castellano, que encarna lo uniformador, represor y, en definitiva, ajeno. Es un libro que se escucha, en el que el habla popular llega a los oídos del lector. El excelente epílogo de Manuel Rivas en esta edición, permite poner en contexto la obra, que se antoja como un  clásico de la literatura española del siglo XX. Con evidentes reflejos del “Ulises” de Joyce, e incluso “La regenta” de Clarín, las aventuras de los tres amigos en la mítica Uria, trasunto de la ciudad de Lugo, no dejan indiferente al lector, quien asiste impotente al trágico final, inevitable. Una buena novela, con una magnífica traducción.

“La venta de Borondo”. José Aranda. Huerga y Fierro.

En la Mancha, cerca de Daimiel, se encuentra la antigua e histórica Venta de Borondo, edificio del siglo XVI por el que transitó don Quijote. Este es el escenario donde discurre una maravillosa novela, con espíritu de cuento, en la que una arquitecta de la capital recibe el encargo de hacer una rehabilitación del edificio por parte de su misterioso dueño. La Mancha, sus paisanos y sus paisajes, convergen y se acrisolan en el edificio, dando lugar a una historia de realidad brillante, mágica, intimista, trascendental en la que antiguos fantasmas y terrenas realidades se exhiben, configurando un ambiente único e irrepetible. Como si de una realidad paralela se tratara, el lector, junto a la protagonista, se sumerge en un espacio y tiempo propios, una realidad creada, que se justifica en si misma, un universo singular lleno de matices, emociones, olores y sabores. El magistral dominio del lenguaje de José Aranda permiten hacer de este libro un goce de los sentidos: el sabor de las gachas, el olor de la tierra húmeda, la visión de los cielos tormentosas, hasta el color del barro sobre las paredes, se recrean vívidamente al leer esta imprescindible novela, que se convierte en una experiencia intelectual y sensitiva, que debe ser vivida.

“Nunca”. Ken Follet. Plaza y Janés.

El éxito, muchas veces, ciega a los autores y no les hace ver sus limitaciones. Es el caso de Ken Follet quien, tras innegables éxitos, decidió que su misión pasaba a ser la de un gurú que debe lazar mensajes y anteponerlos, en este caso, la literatura. La literatura de Best Sellers es digna y no debe ser despreciada. Como toda obra personal, es susceptible de incorporar un mensaje, pero cuando éste aflora y pretende convertirse en parte sustancial del relato, aleccionando al lector, hace decaer al relato literario, especialmente cuando el autor no es un pensador de reconocido prestigio y valía, lo cual no ocurre con Follet. Ya se vislumbró en la última entrega de la exitosa “Los pilares de la tierra”, que supuso un decepcionante cierre de la serie, y vuelve a darse en “Nunca”, donde una trama, como siempre, bien armada y urdida, finalmente queda subordinada al mensaje que pretende transmitir, con tanto énfasis que devalúa el producto. Las últimas páginas del libro reflejan esta situación y dejan una sensación inequívoca de pérdida de tiempo, cerrando en falso la que podría haber sido una interesante novela de intriga. Se podrá aducir que Follet pretende lanzar un mensaje positivo a la sociedad, lo cual estará bien para quien lo busque y lo busque en él. Para los demás, decepcionante.

“Gotas de Sicilia”. Andrea Camilleri. Gallo Nero

 

En este pequeño librito, delicioso, Andrea Camilleri recuerda pasajes de su infancia. Una vida en la luminosa Sicilia, caracterizada por su personajes arquetípicos, su dialecto, y un vida pujante y reverberante. Libro de otra época, en la que el tiempo pasaba despacio y la observación de las mismas valía más que la inmediatez de su función, y que contrasta tanto más con la actual. Un libro para leer disfrutando, en el que Camilleri refleja su amor a la tierra, la tradición y la sangre, escrito con una fina ironía que lo hace, aún, más apetecible. Un divertimento pausado y sereno, como Sicilia.

“Roma desordenada”. Juan Claudio de Ramón, Siruela.

Roma desordenada no es una guía turística al uso. Es una historia de amor, la del autor, diplomático de profesión, con la ciudad. Aprovechando su privilegiada posición, describe una Roma para todo aquel que quiera vivirla; y vivirla significa no solo visitarla sino tener tiempo y espíritu abierto. Tiempo para perderlo (dolce far niente) y espíritu abierto para salirse de las grandes rutas turísticas e indagar otros lugares, otros enfoques, otros puntos de vista que adorna la Roma diaria, en la que viven los romanos, mezcla de antigüedad y modernidad, que contribuyen a crear el maravilloso mosaico que es la ciudad eterna. Así, los cafés visitados por los literatos españoles, los estudios de Cinecittá, la roma mussoliniana, los jardines de Velázquez conviven con los grandes elementos clásicos, como el Coliseo, las catacumbas o la vía Appia, y con os grandes personajes que en ella vivieron, desde los grandes emperadores a los soberbios papas, junto a reyes, dictadores y grandes expertos del bien vivir. A todo ellos se aproxima el autor con la curiosidad de extranjero, pero con la templanza del ciudadano romano, que se acostumbra a vivir rodeado de eternidad. Una guía para perderse, para sentir y para empaparse del espíritu romano, esa forma de ser confirmada por miles de años de historia y en la que todo, por diferente que sea, es parte de lo mismo. Con unas dotes narrativas innegables, un fino sentido del humor, y una prosa tremendamente amena y entretenida, esta “Roma desordenada” es una referencia imprescindible para el disfrute de la ciudad. Pero sobre todo, es una obra necesaria para todos aquellos que, de alguna forma, por querencia o herencia, nos sentimos romanos.

“Memorias de Adriano”. Marguerite Yourcenar. Orbis

El divino Adriano, uno de los “cinco emperadores buenos”, el segundo nacido en Hispania, el sucesor del gran Trajano, debe gran parte de su valoración en el imaginario colectivo a sus “memorias” escritas por Marguerite Yourcenar. Un alarde de exquisitez histórica, filosófica y literaria que construyen una biografía apócrifa, y en parte inventada, pero que pudo ser. La vida y obra del gran emperador son rescatadas por la escritora francesa que se adentra en los usos y costumbres romanos, en su política, en su forma de ver la vida, de una forma minuciosa y precisa, con descripciones exuberantes en detalles y conocimiento. Unas memorias noveladas que reflejan con gran verosimilitud el reinado de Adriano, quien se hace vivo y, aunque supuestamente escribe en su senectud, contagia su ímpetu inicial, sus luminosos días en Grecia, la pesadumbre egipcia tras la pérdida de Antínoo, o el desencanto previo a su muerte. Es una grandísima obra para conocer ese momento histórico y un deleite literario, es una obra delicada, amena, profunda, y sensible. Un clásico de la literatura.

“César Borgia. El príncipe de Maquiavelo”. Diego Lozano. Círculo Rojo

 

César Borgia, generalísimo de los ejércitos Navarra y Pontificios, Duque de la Romaña y Valentinois, Cardenal de Valencia, Arzobispo de Pamplona e hijo del Papa Alejandro VI fue, ante todo, un señor de su tiempo. Pero no un señor cualquiera, sino uno de los referentes de la convulsa Italia de inicios del siglo XVI; un enjambre de ciudades, señorías, ducados y grandes potencias luchando entre sí por el control de la península. En ese contexto se mueve César, personaje rodeado por un aura legendaria en el que la ficción abrumadora se mezcla con su intensa vida. Acusado de asesinatos, incestos, crueldad, el principal pecado de César Borgia fue, posiblemente, ser un advenedizo en la península itálica. De familia humilde, ascendida por el trono papal, su intento de crearse un principado propio y ser el árbitro de la política en Italia siendo de origen extranjero, le obligó a convertirse en un señor de la guerra como forma de vida, lo que unido a sus excepcionales cualidades como guerrero y político, le convirtieron en el enemigo universal y objeto de una intensa leyenda negra escrita por sus enemigos, a la postre vencedores y escribanos de la historia. Esta obra refleja el lado más humano de César Borgia y tiene un evidente objetivo: reivindicar su figura. Libro sobre historia, pero no de historia. Se detecta la falta de profesionalidad del autor, que toma un partido claro por el personaje, y se aleja de la imparcialidad que se le supone al historiador. En gran parte escrito a partir de deducciones, con un uso somero de las fuentes históricas (con importantes lagunas, faltas de referencias, foco analítico en obras de dudosa fiabilidad), no deja de ser una obra de gran interés al profundizar en la vida de César con un ánimo claramente divulgativo. El mérito del autor es, sin llegar a entrar en la novelación, hacer una biografía amena, con tensión narrativa y muy visual, fácil de revivir y, con ello de imaginar. Aunque subjetiva, no deja de ser una obra de gran interés que permitirá un acercamiento bastante realista a la persona que, efectivamente, necesita ser vindicada.

“Asiria: la prehistoria del imperialismo”. Mario Liverani. Trotta

El imperio Asirio supuso un antes y un después en el devenir de los grandes reinos antiguos. Por primera vez (con el permiso ideológico del previo imperio Akkadio) un reino con voluntad de universalidad, nación de naciones, rey de reyes. Y con él los necesarios mecanismos para mantener la estructura requerida para su supervivencia. En este fantástico manual, Liverani analiza el surgimiento del imperio asirio, más allá del reino local que era inicialmente. Revisa cuáles fueron los fundamentos ideológicos, religiosos, administrativos y culturales que permitieron construir la idea imperial y como, a pesar de las diferencias espaciales y temporales, esos elementos se perpetuaron y se pueden reconocer en otros grandes imperios de la historia: desde el inmediato imperio persa, al romano, español, británico o, incluso, la voluntad imperialista de la Rusia del siglo XXI. Una obra necesaria para conocer, no sólo la teoría política imperial, sino la necesidad del análisis histórico ya que, a fin de cuentas, la historia siempre se repite.

“Río de Janeiro”. Stephan Zweig. Casimiro

 

Pequeña obra extraída del volumen “Brasil, país de futuro”, en el que Stephan Zweig ejerce como guía turístico de lujo recorriendo la playas, monumentos, barrios y, sobre todo, el ambiente de Río de Janeiro, su paisanaje, su idiosincrasia. En pleno auge creativo, Zweig describe Río como una ciudad fastuosa frente a la opresiva y anquilosada Europa. Asemejándola a las ciudades mediterráneas, detecta en ella el optimismo vital de lo nuevo, en desarrollo y pujante, frente al encorsetamiento de las viejas ciudades imperiales centroeuropeas. Respira aires de libertad en un sitio donde se mezclan blancos, negros y mulatos, sin importar credos ni religiones, con la gente disfrutando de olores y colores, de la lujuriosa vegetación, de las infinitas olas, tanto en los barrios ricos, como en las favelas. El mestizaje y el optimismo como razones de ser y de vivir.

“2001. Una odisea del espacio”. Arthur C. Clarke. DeBolsillo

 

En los albores de la humanidad, la especie humana está condenada a pasar sin dejar rastro, a la insignificancia. Centrada en la mera supervivencia, condicionada por el clima, las bestias salvajes y la lucha por cuatro palmos de terreno árido, su futuro, más que incierto, parece improbable. Sin embargo, una inteligencia exterior decide apostar por ella, le ayuda a dar un paso adelante con el que evoluciona, avanza y se convierte en lo que es hoy, una especie que se lanza al espacio a buscar su futuro y, al tiempo, sus orígenes. El descubrimiento de un monolito en la luna enterrado millones de años atrás, es la prueba irrefutable de que hay una inteligencia extraterrestre que buscar. En el entorno de Júpiter se encuentran los orígenes de esa inteligencia, las pruebas allí dirigen a los hombres que lanzan una misión destinada a conocer que hay detrás del inexplicable monolito. Con este apasionante argumento, esta novela, escrita durante los albores de la exploración espacial, toca todos los grandes temas del género: viajes interestelares, agujeros negros, traslados espaciotemporales, inteligencia artificial, rebelión de las máquinas y sobre todo, el enfrentamiento del hombre ante sí mismo, su origen, sus posibilidades su papel en el mundo y el universo. Excelentemente escrita, es una novela que envejece bien. Décadas después, se la puede considerar actual, tanto por las cualidades literarias del autor, como por su excelente conocimiento técnica de los grandes temas que analiza, que le permiten adelantarse en el tiempo de una forma realista y posible. Y por supuesto, por la creación de un gran personaje, HAL. Al contrario que la película homónima, es un clásico, una obra maestra que perdurará en el tiempo.